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miércoles, 21 de abril de 2010

Mis Relatos II










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EL MARINERO Y EL MAR


Aron trabajaba del mar y vivía cerca de el, desde que tenia uso de razón, sus recuerdos y vivencias siempre habían estado ligados a él, aunque el muchas veces había pensado que algo tan hermoso, pero misterioso e inhóspito a la vez no podía ser masculino sino femenino.

Había conocido a través de su padre que era marinero, tal y como ahora lo era él, el oficio del mar, sabia lo divertido y gratificante que podía resultar en múltiples ocasiones, pero también tenia su lado duro y cruel, que no por ello hacia el oficio para el menos interesante.

Desde pequeño había ido con su padre en sus incursiones mar a dentro, y siempre había disfrutado de todas ellas aunque en su memoria siempre había quedado una de ellas porque fue la que le cambio la vida.

Fue una de las expediciones más profundas que hicieron, fueron a una zona que nunca antes habían visitado, en busca de atunes, puesto que eran muy solicitados en el mercado. Era de noche cerrada y Aron no podía dormir y de repente oyó una especie de cántico, era mas bien casi como un lloro, se sentía como si a alguien o algo se le desgarrara el corazón. El siempre había sido muy curioso y además para su suerte, era un excelente nadador. Así pues cogió una pequeña barca y se dispuso a seguir el sonido, cuando llego cerca se bajo de la barca y se agarro a ella y fue nadando hasta él, para intentar hacer el menos ruido posible. Lo que vio, le dejo perplejo, se trataba de una mujer de extraordinaria belleza, su cuerpo refulgía bajo la luz de la luna, su pelo largo y rizado le caía hasta los pies y sus ojos eran de un azul intensísimo, cuando ya estuvo mas cerca, se sorprendió al ver que su piel era totalmente transparente.

Quiso hablar con ella y se acerco mas y con alegría se dio cuenta que ella no huía y que le estaba mirando.

-Te miro y nose lo que estoy viendo, me parece estar soñando y estar viendo un ángel, porque tu belleza sin igual me esta deslumbrando, pero me siento triste al oírte porque veo que no eres feliz, ¿Dime quien eres y porque lloras?.

- Tus palabras me halagan y lo que más me halaga es que has llegado aquí movido por tu bondad y no por tu codicia y maldad como otros. Por tanto creo que te dire quien soy, Soy Aquata, servidora del dios del mar, y lloro porque me siento sola. Muchos han venido como tu, pero todos movidos por la codicia y la maldad han intentado hacerme daño o mostrarme a los demás para lograr prestigio y fama. El dios del mar ante esto, decidió desterrarme, porque injustamente pensó que era yo, la que les atraía con mi canto, no quiso escucharme y por eso lloro.

- No te preocupes Aquata, yo no soy como los demás, déjame conocerte, déjame acompañarte e intentar hacerte feliz.

Ella miró a Aron a los ojos y vio en ellos que él la estaba diciendo la verdad, así que accedió a lo que él le decía.

Desde entonces se habían encontrado en múltiples ocasiones, él la había hablado del mundo exterior la había llevado fotos y libros para enseñarle como era su mundo y ella había hecho lo propio.

Cuesta creer que fuera posible una situación así, pero ella realmente se había sentido atraída por la bondad de él y las historias que él la contaba llenaban su vida, que hasta entonces había estado vacía.

Y entonces ocurrió, ambos se enamoraron perdidamente y lo que más deseaban en el mundo era poder disfrutar de ese amor puro y sincero de una forma lo más duradera posible.

Pero había muchos inconvenientes, Ella era inmortal y por encima de todo un ser acuático, y él era mortal y un ser del exterior, su amor era prohibido, pero sin embargo ella era una proscrita, por lo que poco les importaba y poco temían lo que pudiera ocurrir.

Aquata le dijo que ella podía convertirle en un ser acuático, pero que eso solo duraba unas pocas horas o días, dependiendo de la fuerza empleada, puesto que ella nunca había realizado ese conjuro.

Aron no tenia miedo y la dijo que procediera a ello, entonces ella le lanzó una mirada tan profunda como los abismos del mar y el se sintió como transportado a otra dimensión y se fue sintiendo cada vez más ligero, cuando volvió en si, se dio cuenta de que percibía el mar de otra forma. Ahora sentía y oía todo a su alrededor y lo más importante, ahora veía a Aquata en su total belleza y su forma real. Le parecía como si la estuviera viendo por primera vez y la miro a sus profundos ojos azules y sin dudarlo se acerco a ella y la beso.

Ambos se fundieron en un profundo abrazo y con sus besos, manos y todo su ser, se convirtieron en uno solo. Cuando todo acabo, ambos se sentían como si estuvieran en el cielo y una profunda paz embargaba sus cuerpos.

Entonces Aquata le contó la verdad, ella en ningún momento había sido proscrita, ella era la hija del dios del mar, concretamente su primogénita y su padre que la había hecho heredera la había puesto sin embargo una condición. Tenia que encontrar el amor verdadero, tenia que encontrar a alguien que la quisiera por como era ella y por eso en un principio se sintió tan desafortunada, porque todos sus pretendientes habían intentado conquistarla simplemente movidos por su ambición, porque querían la corona. Por eso cuando conoció a Aron decidió no decirle la verdad, porque quería que la quisiera tal y como era ella. Aron se quedó callado mucho rato y finalmente hablo y la dijo:

- Aquata no me importa que me mintieras, porque no lo hiciste por maldad, sino porque realmente estabas harta de todo lo que estabas viviendo, lo que me cuentas ahora no cambia nada, sigo sintiendo lo mismo por ti. Seas princesa, sirvienta, lo que sea, a mí me da igual, Te amo por ser Aquata, no por lo que tu seas en tu vida.

Entonces ella sonrió y se sintió muy feliz, en ese momento le dijo que realmente él si quería podía continuar siendo un ser de agua, que tan solo tenia que pedírselo y así seria.

Él valoró mucho esta situación, sabia lo que acarreaba esta decisión, dejaría toda su vida, y empezaría una nueva con ella, en un nuevo mundo y nada volvería a ser lo mismo. Entonces se dio cuenta de que era lo que realmente quería, el nunca había tenido su propia vida, siempre habían hecho lo que le habían dicho y nunca se había movido por sus propios deseos.

Así que sin dudarlo la dijo que si, y ella volvió a mirarle profúndate, esta vez sintió como si una ola gigante le arrasara por completo y cuando abrió los ojos ya no estaban en la superficie. Estaban en una habitación de un inmenso castillo y Aquata estaba a su lado, ella le miro a los ojos y con su sonrisa increíble le dejo claro, que eso era el comienzo de su nueva vida juntos.



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