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viernes, 2 de septiembre de 2011

Combate en la playa




La brisa del mar rozaba su piel y su rostro, haciendo ondear su pelo como si fuera una bandera. Una gran sonrisa poblaba su cara , no podía ser para menos , estaba contemplando al objeto de su deseo al que alegraba a su corazón. El estaba durmiendo a su lado y el sol bañaba su cuerpo desnudo haciendolo relucir como si estuviera esculpido. Minutos antes había estado muy cerca de ella, lo había sentido como si fueran parte el uno del otro mientras las olas les mecían como a un niño desvalido. ¡Que goce!, ¡Que placer tan infinito el sentirle así!. Ella deseo que el tiempo se detuviera y que les mantuviera eternamente a los dos unidos, en un bucle infinito de goce.

Ahora ella le miraba con sumo placer, ansiaba despertarle para volver a disfrutar a su lado, pero era tal la sonrisa de bienestar y tranquilidad que inundaba su cara que no se veía capaz de sacarle de tan maravilloso trance.

Oía el balancearse de las olas y sentía como salpicaban su piel amenazando con que pronto llegarían a la orilla donde ellos estaban descansando tras su combate amoroso. Se río picaramente al pensar en el susto que se daría su enamorado al sentirse dado de lleno por aquellas olas y deseo que ocurriera , solo para verle la cara.

Entonces, como si las olas hubieran escuchado sus pensamientos y estuvieran ansiosas por cumplir sus deseos, una ola llego mas fuerte que las demás, dandole de lleno y bañandole por completo . Él despertó gritando y blasfemando y ante la risa de ella no pudo hacer otra más que reirse también . Después, picaro, fue corriendo hacia ella , y ella huyo de él mas no pudo evitar que la alcanzara , sus fuertes brazos la rodearon y la levanto en volandas conduciendola al mar . Ya en sus cálidas aguas empezó a besarla sin prisas pero aumentando cada vez mas de intensidad hasta que ella ya no pudo mas y comenzó a morderle y a tocarle por todas partes, entonces el decidió que era el momento, e introdujo su miembro erecto haciendola retorcerse de placer y así mientras las olas les balanceaban fueron disfrutando cada vez más, del éxtasis infinito que su amor les proporcionaba.

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